Un gol de Diego Rubio en un partido soso permite a los de Mario Prieto alcanzar la quinta plaza de la tabla
Dice el tópico que el fútbol es caprichoso, y como ejemplo se puede poner al Villamuriel, que hace tan solo un mes parecía desahuciado, abocado al descenso y hundido, y ahora se ha colocado quinto en la tabla después de protagonizar una enorme remontada que ha culminado con su triunfo ante la Cebrereña. Trabajo no ha faltado nunca a este equipo, que si de algo ha adolecido es de falta de efectividad, una cualidad que parece haber ganado de golpe y porrazo, y es que, ante un poderoso rival como el abulense, generó muy poco peligro pero consiguió una victoria que ha tapado las bocas de aquellos que criticaron al equipo por su inicio errático.
El Villamuriel sabía que se enfrentaba a un gran conjunto, y, desde el principio, quiso dejar claro que su intención era construir desde la defensa. Las bajas temperaturas que se registraban en el Rafael Vázquez Sedano no hicieron que los de Mario Prieto salieran fríos y, aunque en la primera parte los verdes no generaron apenas peligro, lograron neutralizar el potente ataque abulense. El técnico decidió sacar a Iván López más retrasado de lo habitual y el mediapunta no desentonó en su nueva ubicación, en la que buscaba a Chino una y otra vez, sin descanso. El ‘9’ verde recibía balones de espaldas, pero le resultaba muy difícil darse la vuelta para pisar el área, razón por la que el Villamuriel optó por la vía rápida y empezó a probar suerte desde lejos. El primero en hacerlo fue Iván, con un tímido disparo que atajó sin problemas Juan en el minuto 39.
Costó mucho ver una jugada de peligro y la única que hubo en toda la primera parte fue un tiro lejano de Juan de Antón que se marchó por encima del larguero poco antes de que el colegiado pitase el fin de una primera parte en la que todo el juego se concentró en el medio del campo.
La segunda mitad empezó como acabó la primera: con el Villamuriel llevando el peso del partido, pero sin convertir la posesión en ocasiones. La tercera intentona verde llegó de nuevo por mediación de Juan de Antón, aunque su disparo lejano tampoco inquietó a Juan. El partido olía a empate a cero entre dos equipos a los que les costaba llegar al área rival, y la única manera de mover el marcador en este tipo de encuentros siempre suele ser la misma: a balón parado.
Corría el minuto 65 y el Villamuriel disfrutó por fin de una jugada de estrategia. Tato se encaminó hacia el banderín de córner para botar un saque de esquina, cogió un poco de carrerilla, golpeó al balón y lo puso en el área pequeña, donde esperaba Diego Rubio, que se levantó por encima de una maraña de jugadores para meter la cabeza y mandar el balón al fondo de las mallas.
Qué cosas tiene el fútbol. Hace solo un mes algunos aficionados pedían la cabeza de Mario Prieto porque el equipo no metía las ocasiones de las que disfrutaba, y ayer el Villamuriel marcó la única clara que tuvo y consiguió llamar a las puertas de los puestos de ‘play off’.
El partido estuvo a punto de romperse con el 1-0, pero el Villamuriel siguió con su entramado defensivo y a punto estuvo de marcar el segundo al contragolpe, aunque el marcador no se movió hasta que el colegiado pitó, de forma incomprensible, en el minuto 99. El abultado tiempo añadido calentó a la afición y a los jugadores, y esa circunstancia hizo que las airadas protestas acabaran con la expulsión de Tato. Al menos, no todo fueron malas noticias en los últimos minutos, en los que se aplaudió a rabiar el regreso de Pablo García tras su lesión. Otro obrero llega a la cuadrilla y la obra cada vez tiene mejor pinta.
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