miércoles, 3 de febrero de 2016

Naufragio en un mar de tarjetas


El Villamuriel pierde ante el Bembibre en un partido en el que el árbitro Mazo Maruri mostró diez cartulinas amarillas a los cerrateños y expulsó a Jesús y a Diego Valencia

Diez tarjetas amarillas, dos rojas, una derrota y un cabreo considerable. Eso es lo que sacó este sábado el Villamuriel del partido que le enfrentó al Atlético Bembibre en el Rafael Vázquez Sedano. Ni César Simón, ni Javichi, ni Aleixo fueron los protagonistas de un encuentro en el que el premio al actor principal fue para el árbitro: Mazo Maruri, quien encadenó un despropósito tras otro para sacar del partido a unos cerrateños incapaces de remontar un encuentro que se les puso cuesta arriba en el minuto 52 con un gol de Aleixo.
La idea que tenía Francis Olea antes del partido era que su equipo saliera en tromba para impedir que el Bembibre se hiciese con el control del juego, pero de la teoría a la práctica hay un trecho y el planteamiento inicial del técnico cerrateño no se pudo convertir en realidad porque los leoneses tuvieron la posesión en los primeros compases y al Villamuriel le costó crear peligro al contragolpe. César Simón era un islote en la punta sin conexión con sus compañeros y así, como Tom Hanks en ‘Náufrago’, el delantero centro se pasó media película buscando a su Wilson particular, pero la marca que firma los balones de la Liga es Adidas y el ‘9’ del Villamuriel solo vio el logotipo de la marca alemana en sus botas. La del esférico le pilló siempre demasiado lejos.
El juego se concentró en el centro del campo y la primera ocasión llegó al primer cuarto de hora del partido con un tímido remate de cabeza de Marcos Belerda, pero el partido no estaba para timideces. Hacía falta descaro y espontaneidad, y el que ha demostrado tener más de estos dos atributos este temporada, Aitor, no encontraba su sitio y estaba perdido en la banda izquierda. El máximo artillero cerrateño era otro Robinson Crusoe sin nada a su alcance para convertir el juego en fuego. La pólvora verde estaba mojada y el Villamuriel pretendía convertir de nuevo el Rafael Vázquez Sedano en un polvorín, pero para lograrlo solo pudo encontrar un par de piedras.
El primer acercamiento del Bembibre llegó a la media hora de juego. Lucho ganó la espalda a la defensa y pilló a Sevi a media salida, pero el portero supo rectificar a tiempo y acabó con el peligro con su habitual soltura, de la misma manera que rechazó, poco después, un potente disparo de Aleixo. «Vamos equipo, que estamos dormidos hoy», gritaba un aficionado al que no le faltaba razón, y es que al Villamuriel le costaba horrores pasar del centro del campo.
Parecía imposible que los de Olea llegaran a la portería del Bembibre y, al fin, buscaron grandes remedios para grandes males con remates de lejos que obligaron a Ivanildo, el portero del Bembibre, a entrar en juego. Daba la sensación de que el Villamuriel podía salir de su letargo, tal y como le pedía la afición, pero Lucho estuvo a punto de adelantar a los leoneses por dos veces. Y es que si no llega a ser por el trabajo de Sevi y de Jesús, el Villamuriel se hubiera ido al vestuario con un gol en contra.

Despertar. Eso necesitaba el Villamuriel y Aleixo hizo las veces de despertador en el minuto 52 con el 0-1, un tanto que hizo que los cerrateños viesen aún más lejos el sueño de puntuar ante un gran rival como demostró ser el Atlético Bembibre. El gol podía ser un revulsivo para los de Olea, acostumbrados a machadas en los últimos minutos, y así lo vio el técnico local, que dio entrada a Dani y colocó a César Simón en la banda. Con la punta renovada y la ilusión intacta, los de verde intentaron dar la vuelta al marcador, pero tanto Tom Hanks como Daniel Defoe nos han enseñado que cualquier náufrago que se precie tiene que estar prevenido contra aquellas fuerzas que no se pueden controlar.
Robinson Crusoe tuvo en el cielo a su peor enemigo y los elementos fueron una pesadilla durante su aventura isleña. Mientras, el Villamuriel, fue incapaz de encontrar el camino hacia el triunfo por otro elemento que le desorientó por completo: una tormenta injustificada de tarjetas. Mazo Maruri fue el protagonista de un encuentro que no fue violento, ni mucho menos. El árbitro mostró diez amarillas a los locales, acabó expulsando a Jesús, en el minuto 81, y a Diego Valencia, en el 89. La nefasta actuación arbitral terminó por desquiciar al equipo de Olea, que acabó el choque con una derrota por la mínima, con nueve jugadores sobre el campo y con una fea tángana que ensució un partido poco vistoso en el que el Villamuriel acabó naufragando en un mar de tarjetas.

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